Fernando tiene 41 años, es montevideano y hace 4 que
vive en El Pinar. Está casado con Ana y fueron padres recientemente.
De chico tuvo claro que quería ser músico y se peleó con todo el mundo para lograrlo.
A los 20 estuvo un año en Madrid tocando en el metro, donde se las tuvo que ver con inmigrantes rumanos, que con navajas en mano lo querían desalojar, pero su arraigo al Uruguay lo trajo de vuelta decidido a vivir de la música. Se armó una piecita en el fondo de la casa de sus padres que hoy es el centro de enseñanza musical que maneja.
En esta entrevista nos habla de lo difícil que es para un músico en
Uruguay tocar, grabar y ser valorado y como logró hacer su camino a pesar de
las adversidades.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser músico?
Empecé tocando como todos, siempre fui fanático de la música. Cuando
estaba terminando el liceo, ya sabía que no quería hacer una carrera
tradicional.
Tocaba bastante, una mezcla como toda mi vida, ya ahí te dabas cuenta de
que no era un músico de algo particular. Tocaba guitarra clásica como loco,
estaba todo el día estudiando guitarra clásica pero a su vez cuando tocaba lo hacía
en una banda de rock, de covers, Buitres etc. Siempre tuve en mi vida esa ambigüedad.
Si me preguntan, no sé qué toco. En la calle tengo un disco de jazz, de música
popular uruguaya, trabajo con reggae hace no sé cuánto tiempo, trabajo con
guitarra clásica, tuve diez años un dúo de milonga. La gente te quiere
etiquetar, que sos de un palo y cuando hago música, siempre me pasa que me dicen,
“pa’ nunca imagine que te gustara esa canción”. A mí me chupa un huevo, la canción
está bien y entonces la das vuelta y la tocás, de la manera que se te cante y
no hay más.
A los 20 te fuiste a España a probar suerte
Sí, mi padre es ingeniero agrónomo, de campo, mis hermanos todos
ingenieros, bien, se dedican a cosas tradicionales. El tema de la guitarra para
mí fue bastante complicado, tratar de que me aceptaran. Mi abuela era la que me
bancaba con las clases de guitarra y murió cuando terminé sexto de liceo y mi
amigo con el que tocaba en la banda, que era español se volvía para España.
Pasé de tener a la que me bancaba con las clases, y una banda a tener que
elegir una facultad y olvidarme de todo. Pero mi vieja me ayudó para irme.
Hice una tramoya con las materias para tener unos meses al pedo antes de entrar
a facultad, para que me dejaran ir a España y estuve seis meses, me fui a
tratar de liberar la cabeza. Tenía 18 años, era muy chico. Volví y empecé
facultad de economía y me chupaba tres huevos todo. Vino un paro en la facultad
donde ocuparon y se cortaron las clases. Yo estaba esperando el momento para
irme de nuevo, había juntado la plata y me fui, para no volver. Agarré la
guitarra y mis discos, (si me llevaba mis discos era porque no volvía) Me fui
decidido, no podía hacer música acá y me tenía que ir. Y allá estuve tocando en
el metro en Madrid. Pasé de ser un nene de mamá a estar peleando con los
rumanos, que si estaba en el lugar equivocado me sacaban la navaja y me querían
matar. En un día te querían matar dos veces. Conocí a un boliviano que me
adoptó, me prestó los equipos mientras él trabajaba de portero. Entonces yo iba
con una batería de auto para conectar el amplificador. En un carrito de
supermercado llevaba la guitarra y la batería, parecía que iba a volar un
edificio. Eso fue en el 2000, si pasaba un poco más adelante terminaba preso. Averigüé
para entrar a la facultad de música allá, tenía todo encaminado para
presentarme pero me vino el chijete de que me había ido escapado. Me cayó la
ficha de que me había ido sin probar nunca en Uruguay. Yo soy muy arraigado,
futbolero, el mate, tengo amigos que se fueron y no volvieron, yo no. Y ahí volví.
Empecé a dar clases en colegios gratis, a ser DJ.
Cuando volviste, ¿tenías la presión de la
familia todavía?
Volví, hice la facultad un tiempo y la dejé. La presión seguía, que si
no terminaba me echaban de casa. Y arreglé con mi vieja, le dije o me voy a la
mierda o me hago un cuartito en el fondo. Me hice el cuartito en el fondo en el
2003, ya había empezado la facultad de música y empecé a sumar otro cuartito más
y otro más y ahora es la academia que tengo en el fondo de la casa de mis
padres. La armé con gente que conocí en la facultad de música, que se
transformaron en mis hermanos, que empezamos a soñar y hacer las cosas de
abajo. Somos tres con otros profes que van y vienen...
Y funciona
Funciona a la uruguaya porque queremos ser un producto bueno, dar clases
individuales, enseñar música de verdad. No somos un producto vendible, onda
venga y diviértase. Si no estudiás te vas. No estimulamos a que se vaya el
alumno pero le cae la ficha solo, no va más. El mercado está, pero es más difícil
¿Cómo es vivir de la música en Uruguay?
Hoy justo en la academia apareció un chino y me preguntaba cómo viven en
el Uruguay los músicos. Yo le decía al chino, “y bueno acá estás en esta
academia”. Esta academia la hice yo, gracias a esta academia puedo soñar. Yo me
dediqué a la música pensando toda la vida en tocar. Me encanta dar clases pero
nunca pensé que era el fin. Me sirve para vivir, si fuera por tocar no podría
comprarme ni un paquete de fideos
O sea que de tocar y grabar discos no podrías
vivir
Imposible, Y en Uruguay pueden vivir cuatro o cinco bandas y cinco
solistas
Los consagrados que ya conocemos todos
Si Los consagrados pueden vivir, pueden echarse para atrás y pueden sacar
provecho de los toques y de Agadu.
Y esos consagrados también la pelearon
Obvio que sí. Las bandas que siguen por su camino fiel a su música,
siguen trabajando de otra cosa. Obviamente Jaime Roos o Rubén Rada la pelearon,
anduvieron por todo el mundo luchándola, dejando todo para tratar, después de
50 años haciendo música, poder vivir, aparte de que cambiaron el rumbo de la música
en Uruguay.
¿Por qué pensás que se da esa dificultad para
vivir de la música en Uruguay?
Primero que nada es un mercado chico y también una cosa que repiten todo
el tiempo, acá levantas una piedra y sale un músico, salen por todos lados,
estamos ahí con los 3 millones de técnicos, es complicado. Después, el tema que
no te valoren, por algo tuve problemas a la hora de elegir música en mi casa.
¿No te parece que cambió un poco la cabeza
ahora con los prejuicios?, ¿Cómo lo ves con tus alumnos por ejemplo?
Sigue igual, es complicado que cambie y hay poco laburo. Vos ves el rédito
del laburo muchísimos años después. Tenés que laburar callado diez años bancándotela
para empezar a proyectarte que capaz que podés hacer esto. Ahí capaz que podés
ver la luz. Imaginate un trabajo o lo que sea, que estés diez años y digas, ah,
ahora capaz que puede funcionar...pero ya van diez años que te la estás comiendo.
Es complicadísimo
Dijiste que el centro musical te permite
soñar, ¿qué soñas?
Tocar, lo único que se sueña todos los días es que lo que haces lo
escuche la gente y poder desarrollarlo y difundirlo, ya sea milonga, jazz,
reggae, poder ir a un lugar y cambiarle la cabeza a alguien. Siempre me acuerdo
en la adolescencia cuando pensaba si me podía dedicar a esto o no, una entrevista
por el 98, que había salido una película de Buena Vista Social Club, los
cubanos, y uno de ellos, Ibrahim Ferrer creo que era, decía que, si la música a
vos te llega al punto de emocionarte, quiere decir que eso lo podes trasladar,
y después de comerte todos los palos, si te la jugas, podes llegar a hacerlo.
Sobre tu producción me tiraste varias cosas
al pasar, yo conocía el disco Suburbano
que fue el último disco con un estilo de música popular uruguaya
Si, eso lo hicimos con los profes de la academia.
¿Y antes?
Estuve en una banda de jazz que se llamaba La Bohemia también con los músicos de la academia. Ahora estoy con la banda de reggae Red Gold Green que es un resurgimiento de la banda que tenía antes que se llamaba Liberación. Y la refloté con guachos de la academia con ganas de tocar, más jóvenes, talentosos y hace dos o tres años que estamos.
Aparte de todo esto también tuve el dúo de guitarras, con Julia Melo que
tocamos por diez años, y también el desgaste de los toques chicos llevó a que
no siguiéramos. Nos vamos a juntar de nuevo para el proyecto de carrera final
de ella. El dúo de guitarra es académico y poco redituable a la hora de tocar,
no solo por la plata, sino por el movimiento, la difusión, es desgastante.
Tengo miles de arreglos de guitarra que los estoy haciendo solo y ahora los estoy
por largar de vuelta. Ese es un tema que tuve con la facultad de música, donde
estudié diez años y en un momento sentí que no me estaba llenando las
expectativas musicales. Está apuntada a la música europea, tenes que dejar todo
por el estudio de la música europea que es como que no tiene nada que ver con
nosotros, Y el dúo me abrió la cabeza, que quería ir por el lado de los
arreglos de música latinoamericana. Me quedó el último semestre de la facultad
que algún día lo voy a terminar, pero era eso o dejar de tocar.
Entonces estás con la banda de reggae y a la
vez ¿querés seguir con esto último?
Si, además estoy hace diez años armando un libro de enseñanza musical,
tapando todos los agujeros de cómo se tendría que enseñar la música a mi
entender. Lo pude avanzar pila porque estuve más de siete años enseñando música
en un colegio y lo usé junto a los alumnos de la academia como conejillos de
indias para probar cómo se adaptaban a ciertos procesos y lo tengo
bastante avanzado. Más el libro de arreglos de dúos que en algún momento lo voy
a terminar. No está bien encarado el tema de la enseñanza musical. Por suerte
abrieron la cabeza y surgió el Conservatorio Sur que abrió hace unos años. Acá
no había facultad de música popular contemporánea, se tenían que ir a Buenos Aires
a estudiar. Es privado pero no importa, no te tenés que ir a Buenos Aires a
estudiar música popular. Entrás a las materias que querés y lo vas haciendo. Yo
le digo a pila de alumnos que vayan y prueben ahí. Podes estudiar jazz,
candombe, y los profes son Popo Romano, Montemurro etc. Yo hubiese ido para allá.
Enseñás varios estilos de guitarra ¿cuál preferís?
Yo enseño guitarra y tengo algunos alumnos de bajo pero lo mío es la
guitarra, no soy bajista. En la guitarra clásica me siento más cómodo, el jazz,
blues y rock son estilos que me encantan. Yo lo que hago es una formación
musical. Si hay un guitarrista que estudia conmigo unos años y está rumbeado
realmente y me dice quiero hacer blues, le doy el teléfono de alguien que se
dedica 100% al blues. Elegí no agarrar ningún estilo. Estudio para tocar samba
brasilera, argentina, bossa-nova, clásica, reggae, rock, blues, heavy metal.
Estudio y toco todo el tiempo. Y me gusta enseñar una formación musical. Aparte,
como decía el Príncipe Pena, que decía mucha verdades, cuando vas a una clase
con alguien, si tu reflejo, el punto que querés llegar es tu profesor, estás
gileando, porque el profe te muestra hasta dónde podés llegar en un sentido, pero
después vos tenés que llegar hasta donde vos puedas.
¿Qué es la música para vos?
Fua, qué pregunta. La música, es el pasaje que te lleva a otros lugares,
algo que me conecta. Siempre me pasa en los conciertos de guitarra clásica, me
acuerdo de las primeras clases y volver e ir al cuarto con mi abuela y tocar
frente a ella, que me mirara y me preguntara lo que aprendí y me pasa viajar en
ese ambiente de la guitarra clásica, estar tocando y vuelo a ese lugar, cierro
los ojos y vuelvo a ese lugar, real, hago como un viaje y veo el cuarto, los
muebles, todo igual y vuelvo a lo mismo y está salado, quedo agitado. Es un
viaje, vas a lugares, vas y volvés, vuelve gente, va gente. Siempre comentamos
con las bandas que tengo y les digo, nosotros no somos amigos, soy medio
cortante. Si dejamos de tocar no nos vemos más y está todo bien. Pero nos
queremos mucho y lo que compartimos entre nosotros no puedo compartirlo con
nadie. Me encantaría compartirlo con amigos, familia, esa sensación de estar
tocando y conectado con cuatro o cinco personas a la vez solamente sonando eso,
tocando en un lugar chico o grande. Se genera una conexión increíble. Cuando
haces música con alguien se genera una conexión especial y es un viaje como un
sonido te puede llevar y emocionar y vuelvo a lo de Buena Vista, te cae la
ficha.