martes, 2 de noviembre de 2021

Entrevista con Fernando “Nano” Arocena: Por amor al arte.

 

Fernando tiene 41 años, es montevideano y hace 4 que vive en El Pinar. Está casado con Ana y fueron padres recientemente. 

De chico tuvo claro que quería ser músico y se peleó con todo el mundo para lograrlo. 

A los 20 estuvo un año en Madrid tocando en el metro, donde se las tuvo que ver con inmigrantes rumanos, que con navajas en mano lo querían desalojar, pero su arraigo al Uruguay lo trajo de vuelta decidido a vivir de la música. Se armó una piecita en el fondo de la casa de sus padres que hoy es el centro de enseñanza musical que maneja.

En esta entrevista nos habla de lo difícil que es para un músico en Uruguay tocar, grabar y ser valorado y como logró hacer su camino a pesar de las adversidades.

 

¿Cuándo te diste cuenta que querías ser músico?

 

Empecé tocando como todos, siempre fui fanático de la música. Cuando estaba terminando el liceo, ya sabía que no quería hacer una carrera tradicional.

Tocaba bastante, una mezcla como toda mi vida, ya ahí te dabas cuenta de que no era un músico de algo particular. Tocaba guitarra clásica como loco, estaba todo el día estudiando guitarra clásica pero a su vez cuando tocaba lo hacía en una banda de rock, de covers, Buitres etc. Siempre tuve en mi vida esa ambigüedad. Si me preguntan, no sé qué toco. En la calle tengo un disco de jazz, de música popular uruguaya, trabajo con reggae hace no sé cuánto tiempo, trabajo con guitarra clásica, tuve diez años un dúo de milonga. La gente te quiere etiquetar, que sos de un palo y cuando hago música, siempre me pasa que me dicen, “pa’ nunca imagine que te gustara esa canción”. A mí me chupa un huevo, la canción está bien y entonces la das vuelta y la tocás, de la manera que se te cante y no hay más.

 

A los 20 te fuiste a España a probar suerte

 

Sí, mi padre es ingeniero agrónomo, de campo, mis hermanos todos ingenieros, bien, se dedican a cosas tradicionales. El tema de la guitarra para mí fue bastante complicado, tratar de que me aceptaran. Mi abuela era la que me bancaba con las clases de guitarra y murió cuando terminé sexto de liceo y mi amigo con el que tocaba en la banda, que era español se volvía para España. Pasé de tener a la que me bancaba con las clases, y una banda a tener que elegir una facultad y olvidarme de todo. Pero mi vieja me ayudó para irme. Hice una tramoya con las materias para tener unos meses al pedo antes de entrar a facultad, para que me dejaran ir a España y estuve seis meses, me fui a tratar de liberar la cabeza. Tenía 18 años, era muy chico. Volví y empecé facultad de economía y me chupaba tres huevos todo. Vino un paro en la facultad donde ocuparon y se cortaron las clases. Yo estaba esperando el momento para irme de nuevo, había juntado la plata y me fui, para no volver. Agarré la guitarra y mis discos, (si me llevaba mis discos era porque no volvía) Me fui decidido, no podía hacer música acá y me tenía que ir. Y allá estuve tocando en el metro en Madrid. Pasé de ser un nene de mamá a estar peleando con los rumanos, que si estaba en el lugar equivocado me sacaban la navaja y me querían matar. En un día te querían matar dos veces. Conocí a un boliviano que me adoptó, me prestó los equipos mientras él trabajaba de portero. Entonces yo iba con una batería de auto para conectar el amplificador. En un carrito de supermercado llevaba la guitarra y la batería, parecía que iba a volar un edificio. Eso fue en el 2000, si pasaba un poco más adelante terminaba preso. Averigüé para entrar a la facultad de música allá, tenía todo encaminado para presentarme pero me vino el chijete de que me había ido escapado. Me cayó la ficha de que me había ido sin probar nunca en Uruguay. Yo soy muy arraigado, futbolero, el mate, tengo amigos que se fueron y no volvieron, yo no. Y ahí volví. Empecé a dar clases en colegios gratis, a ser DJ.

 

Cuando volviste, ¿tenías la presión de la familia todavía?

 

Volví, hice la facultad un tiempo y la dejé. La presión seguía, que si no terminaba me echaban de casa. Y arreglé con mi vieja, le dije o me voy a la mierda o me hago un cuartito en el fondo. Me hice el cuartito en el fondo en el 2003, ya había empezado la facultad de música y empecé a sumar otro cuartito más y otro más y ahora es la academia que tengo en el fondo de la casa de mis padres. La armé con gente que conocí en la facultad de música, que se transformaron en mis hermanos, que empezamos a soñar y hacer las cosas de abajo. Somos tres con otros profes que van y vienen...

 

Y funciona

 

Funciona a la uruguaya porque queremos ser un producto bueno, dar clases individuales, enseñar música de verdad. No somos un producto vendible, onda venga y diviértase. Si no estudiás te vas. No estimulamos a que se vaya el alumno pero le cae la ficha solo, no va más. El mercado está, pero es más difícil

 

¿Cómo es vivir de la música en Uruguay?

 

Hoy justo en la academia apareció un chino y me preguntaba cómo viven en el Uruguay los músicos. Yo le decía al chino, “y bueno acá estás en esta academia”. Esta academia la hice yo, gracias a esta academia puedo soñar. Yo me dediqué a la música pensando toda la vida en tocar. Me encanta dar clases pero nunca pensé que era el fin. Me sirve para vivir, si fuera por tocar no podría comprarme ni un paquete de fideos

 

O sea que de tocar y grabar discos no podrías vivir

 

Imposible, Y en Uruguay pueden vivir cuatro o cinco bandas y cinco solistas

 

Los consagrados que ya conocemos todos

 

Si Los consagrados pueden vivir, pueden echarse para atrás y pueden sacar provecho de los toques y de Agadu.

 

Y esos consagrados también la pelearon

 

Obvio que sí. Las bandas que siguen por su camino fiel a su música, siguen trabajando de otra cosa. Obviamente Jaime Roos o Rubén Rada la pelearon, anduvieron por todo el mundo luchándola, dejando todo para tratar, después de 50 años haciendo música, poder vivir, aparte de que cambiaron el rumbo de la música en Uruguay.

 

¿Por qué pensás que se da esa dificultad para vivir de la música en Uruguay?

 

Primero que nada es un mercado chico y también una cosa que repiten todo el tiempo, acá levantas una piedra y sale un músico, salen por todos lados, estamos ahí con los 3 millones de técnicos, es complicado. Después, el tema que no te valoren, por algo tuve problemas a la hora de elegir música en mi casa.

 

¿No te parece que cambió un poco la cabeza ahora con los prejuicios?, ¿Cómo lo ves con tus alumnos por ejemplo?

 

Sigue igual, es complicado que cambie y hay poco laburo. Vos ves el rédito del laburo muchísimos años después. Tenés que laburar callado diez años bancándotela para empezar a proyectarte que capaz que podés hacer esto. Ahí capaz que podés ver la luz. Imaginate un trabajo o lo que sea, que estés diez años y digas, ah, ahora capaz que puede funcionar...pero ya van diez años que te la estás comiendo. Es complicadísimo

 

Dijiste que el centro musical te permite soñar, ¿qué soñas?

 

Tocar, lo único que se sueña todos los días es que lo que haces lo escuche la gente y poder desarrollarlo y difundirlo, ya sea milonga, jazz, reggae, poder ir a un lugar y cambiarle la cabeza a alguien. Siempre me acuerdo en la adolescencia cuando pensaba si me podía dedicar a esto o no, una entrevista por el 98, que había salido una película de Buena Vista Social Club, los cubanos, y uno de ellos, Ibrahim Ferrer creo que era, decía que, si la música a vos te llega al punto de emocionarte, quiere decir que eso lo podes trasladar, y después de comerte todos los palos, si te la jugas, podes llegar a hacerlo.

 

Sobre tu producción me tiraste varias cosas al pasar, yo conocía el disco Suburbano que fue el último disco con un estilo de música popular uruguaya

 

Si, eso lo hicimos con los profes de la academia.

 

¿Y antes?

 

Estuve en una banda de jazz que se llamaba La Bohemia también con los músicos de la academia. Ahora estoy con la banda de reggae Red Gold Green que es un resurgimiento de la banda que tenía antes que se llamaba Liberación. Y la refloté con guachos de la academia con ganas de tocar, más jóvenes, talentosos y hace dos o tres años que estamos. 

Aparte de todo esto también tuve el dúo de guitarras, con Julia Melo que tocamos por diez años, y también el desgaste de los toques chicos llevó a que no siguiéramos. Nos vamos a juntar de nuevo para el proyecto de carrera final de ella. El dúo de guitarra es académico y poco redituable a la hora de tocar, no solo por la plata, sino por el movimiento, la difusión, es desgastante. Tengo miles de arreglos de guitarra que los estoy haciendo solo y ahora los estoy por largar de vuelta. Ese es un tema que tuve con la facultad de música, donde estudié diez años y en un momento sentí que no me estaba llenando las expectativas musicales. Está apuntada a la música europea, tenes que dejar todo por el estudio de la música europea que es como que no tiene nada que ver con nosotros, Y el dúo me abrió la cabeza, que quería ir por el lado de los arreglos de música latinoamericana. Me quedó el último semestre de la facultad que algún día lo voy a terminar, pero era eso o dejar de tocar.

 

Entonces estás con la banda de reggae y a la vez ¿querés seguir con esto último?

 

Si, además estoy hace diez años armando un libro de enseñanza musical, tapando todos los agujeros de cómo se tendría que enseñar la música a mi entender. Lo pude avanzar pila porque estuve más de siete años enseñando música en un colegio y lo usé junto a los alumnos de la academia como conejillos de indias para probar cómo se adaptaban a ciertos procesos y lo tengo bastante avanzado. Más el libro de arreglos de dúos que en algún momento lo voy a terminar. No está bien encarado el tema de la enseñanza musical. Por suerte abrieron la cabeza y surgió el Conservatorio Sur que abrió hace unos años. Acá no había facultad de música popular contemporánea, se tenían que ir a Buenos Aires a estudiar. Es privado pero no importa, no te tenés que ir a Buenos Aires a estudiar música popular. Entrás a las materias que querés y lo vas haciendo. Yo le digo a pila de alumnos que vayan y prueben ahí. Podes estudiar jazz, candombe, y los profes son Popo Romano, Montemurro etc. Yo hubiese ido para allá.

 

Enseñás varios estilos de guitarra ¿cuál preferís?

 

Yo enseño guitarra y tengo algunos alumnos de bajo pero lo mío es la guitarra, no soy bajista. En la guitarra clásica me siento más cómodo, el jazz, blues y rock son estilos que me encantan. Yo lo que hago es una formación musical. Si hay un guitarrista que estudia conmigo unos años y está rumbeado realmente y me dice quiero hacer blues, le doy el teléfono de alguien que se dedica 100% al blues. Elegí no agarrar ningún estilo. Estudio para tocar samba brasilera, argentina, bossa-nova, clásica, reggae, rock, blues, heavy metal. Estudio y toco todo el tiempo. Y me gusta enseñar una formación musical. Aparte, como decía el Príncipe Pena, que decía mucha verdades, cuando vas a una clase con alguien, si tu reflejo, el punto que querés llegar es tu profesor, estás gileando, porque el profe te muestra hasta dónde podés llegar en un sentido, pero después vos tenés que llegar hasta donde vos puedas.

 

¿Qué es la música para vos?

 

Fua, qué pregunta. La música, es el pasaje que te lleva a otros lugares, algo que me conecta. Siempre me pasa en los conciertos de guitarra clásica, me acuerdo de las primeras clases y volver e ir al cuarto con mi abuela y tocar frente a ella, que me mirara y me preguntara lo que aprendí y me pasa viajar en ese ambiente de la guitarra clásica, estar tocando y vuelo a ese lugar, cierro los ojos y vuelvo a ese lugar, real, hago como un viaje y veo el cuarto, los muebles, todo igual y vuelvo a lo mismo y está salado, quedo agitado. Es un viaje, vas a lugares, vas y volvés, vuelve gente, va gente. Siempre comentamos con las bandas que tengo y les digo, nosotros no somos amigos, soy medio cortante. Si dejamos de tocar no nos vemos más y está todo bien. Pero nos queremos mucho y lo que compartimos entre nosotros no puedo compartirlo con nadie. Me encantaría compartirlo con amigos, familia, esa sensación de estar tocando y conectado con cuatro o cinco personas a la vez solamente sonando eso, tocando en un lugar chico o grande. Se genera una conexión increíble. Cuando haces música con alguien se genera una conexión especial y es un viaje como un sonido te puede llevar y emocionar y vuelvo a lo de Buena Vista, te cae la ficha.

 

 

sábado, 10 de julio de 2021

Justicia divina

El futbol tiene magia. Argentina es campeón de América después de 28 años de sequía.

Posiblemente en la última copa que dispute su estrella máxima Lionel Messi.

El futbol nos regala varias de esas películas de final feliz, por eso es tan hermoso

Recuerdo al periodista deportivo Ariel Delbono comentando el gol agónico de Diego Aguirre en el 87 para darle la Libertadores a Peñarol sobre America de Cali, hablando de una justicia divina. Los uruguayos sabemos muy bien de gestas heroicas por eso las reconocemos y las esperamos. ¿No habrán sido justicia divina los goles de Luis Suarez frente a Inglaterra en el mundial de 2014? y ¿no es heroica la última liga española obtenida por el mismo 9 uruguayo con el Atletico de Madrid?

Por eso esta copa que gana Argentina en el Maracana enfrentando a Brasil de la mano de Messi y Di Maria tiene olor a épica. Messi, ídolo de toda una generación, había jugado ya 3 finales con la selección sin ganar ninguna (Mundial 2014, Copas America 20015 y 2016). Un tipo que se muestra humilde sin muchas pretensiones pero que tiene todo y que juega al futbol como ninguno cargaba injustamente con esa mochila. Precisamente él, pocos meses después de que Diego Armando Maradona (D10S) haya dejado este mundo, levanta la copa como capitán y con la 10 en la espalda. Una ofrenda al mejor jugador de todos los tiempos. Un pueblo unido como nunca festejando en las calles.

 Justicia divina. Final feliz

sábado, 28 de noviembre de 2020

Maradona inmortal



En el 86 estaba por cumplir 6 años pero recuerdo ese mundial como la primer experiencia que me marcó como futbolero. Recuerdo seguir a la selección uruguaya y sufrir con sus partidos. Llorar con la goleada en contra con Dinamarca. Y la agónica clasificación a octavos contra Escocia en un empate en cero goles.
Y en ese mundial veía como Argentina se hacía grande de la mano de Maradona. El primer recuerdo es el empate con Italia. Luego el partido con Uruguay en octavos. Nos ganaron bien pero en el segundo tiempo ya con Rubén Paz en cancha estuvimos cerca de empatar. Luego la magia contra los ingleses y a Maradona levantando la copa.
Ya en el 90 con casi 10 años, los recuerdos son más claros. La selección uruguaya haciéndome sufrir como siempre. Y la argentina creciendo con dificultades pero derrotando a sus rivales como equipo grande. Recuerdo la dupla mágica que formaron Maradona y Caniggia para liquidar a los brasileros, yugoslavos e incluso a los dueños de casa, los italianos. La final no pudo ser esta vez. Me viene a la memoria primero el insulto de Diego para los que le chiflaban su himno y luego el llanto de rabia por la derrota.
Luego de ese mundial comenzaron los problemas con la cocaína y el primer doping positivo. Una noticia triste y una enfermedad que lo acompañó hasta el final.
Las luces y sombras de las que hablan.
Pero estar del lado de Maradona es estar del lado de una persona auténtica que nunca ocultó sus problemas y siempre fue de frente. Nunca fue un hipócrita. Se opuso a los poderosos. Siempre con los débiles.
Nació en una villa, en la pobreza y conquistó el mundo con la pelota. El sueño del pibe. El sueño de los futboleros y las futboleras. Hoy, sus compañeros y colegas lo destacan como un líder ganador en la cancha y un rival respetable y admirado. 
Se mostró amigo de Uruguay. Nos respetó. Nos dejó afuera de aquel mundial en México pero tambien supo caer en las Copas América del 87 y del 89.
Maradona fue un jugador único y sigue siendo inigualable. De una velocidad increíble, llevaba la pelota atada de verdad. Se notaba como disfrutaba jugar al fútbol.
Contagiaba alegría dentro y fuera de la cancha. Hizo feliz a los argentinos y a los futboleros del mundo. Todos, hombres y mujeres lo amaban.
No se puede evitar hablar de sus conflictos porque nunca los ocultó. Tampoco podía, porque siempre estuvieron arriba de él.
Fue auténtico para bien y para mal. Amigo de Fidel y de Chavez, pero también de Menem y últimamente apoyando al movimiento kirnerichsta en su país. Y muchos no le perdonaron que un terraja de barrio pobre dijera lo que sentía siempre defendiendo a los más débiles. No le perdonaron ser auténtico. Le reprochaban una y otra vez su estilo de vida, la adicción a la cocaína, sus notorios problemas con el alcohol. Las relaciones extra matrimoniales fuera de la familia tradicional. Las mujeres, los hijos no reconocidos, las drogas. Su autodestrucción. 
Se llenó de moralistas de papel, que dan cátedra de como ser una persona decente. Que van señalando con el dedo con aires de superioridad. Los quiero lejos.
La autodestrucción que hizo Maradona con su vida no se justifica ni se aplaude. Se lamenta. Simplemente basta con una mirada un poco menos simplista y con un poco de contexto.
Maradona fue único, nos hizo felices y será inmortal.

domingo, 25 de marzo de 2018

Efímero 2

Mira, ahí pasó. Me veo al espejo y sonrío. Un momento de felicidad. Una suave brisa tranquila, que te hace disfrutar el momento. Increíble que suceda, captarlo, sentirlo y abrazarlo. Sabés que esa sensación dura a veces un suspiro. A veces un día.

martes, 6 de marzo de 2018

La travesía

El flaco Gutierrez y el quemao Aguirre habían sido grandes nadadores en su adolescencia. Devenidos en borrachos de bar recordaban sus glorias aquella tarde soleada de otoño.
Entre copas y risas el viejo Mincho los desafió, 

- ¿A que ahora no se animan, eh?

- ¡Que no! más vale que si ¿o no flaco?

-Seguro, yo estoy diez puntos, aseguró Gutierrez.

Los borrachos se motivaban para repetir aquellas competencias de hace veinte años atrás. Se mantenían en buena forma y se sentían capaces de hacer los 4500 metros a nado bordeando la playa.
Salieron del bar presurosos luego de apostarle al viejo una botella de whisky cada uno. Nadie los tomó enserio. Hicieron las ocho cuadras hasta el muelle que era el punto de partida. Cuando llegaron, un poco agotados por el alcohol no había nadie. Rápidamente se colocaron en la punta del muelle se quitaron la ropa quedando en calzoncillos y se zambulleron.

-¡Ta fría!, se quejó Aguirre

-¡No pensés y nadá!, respondió Gutierrez 
El flaco tomó la delantera y metió brazos como en sus mejores épocas.

-¡Vamo quemao! Gritó, pero cuando miró hacia atrás, su compañero ya no estaba. Miró hacia la orilla y tampoco lo encontró.

-¡Dale Quemao, salí!, gritó, pero nadie respondía.

Decidió volver al muelle. Pegó la vuelta pero la corriente comenzó a cambiar y se hizo más fuerte llevándolo hacia adentro del rio. Mantuvo la calma logrando nadar en paralelo a la costa. A esta altura el pedo se le había ido. En eso, sintió un ardor intenso en la pierna derecha.

-¡Aaaaaaaaargh! ¡La puta madre!, gritó. 

Recordó que las travesías se suspendían cuando en el rio aparecían rayas. Por más que luchó por mantenerse a flote el dolor era intenso, su pierna quedó inmóvil y sus brazos ya no daban más. Nadó desesperadamente pero cada brazada que daba lo agotaba más. Ya no podía luchar contra la corriente, que se lo llevaba y su físico no respondía. A los pocos segundos se hundió y no volvió a salir.

Poco tiempo después y a pedido del viejo Mincho se bautizó a la competencia de travesía en rio abierto como la "Gutierrez - Aguirre" en homenaje a los dos mejores exponentes en la materia que el pueblo había conocido. 

miércoles, 14 de febrero de 2018

37

Me dije, ya no quiero más y decidí cambiar. Tan simple como eso.
Dediqué toda mi vida a esto. Soy como Olegario, el bicho de luz del cuento de Susana Olaondo. Anduve toda la vida con la bombilla de luz apagada. La solución era tan solo ajustarla. Y voalá, prende, se ilumina todo. Soy un bicho de luz. Era hora. Quizás mañana despierte y ya no tenga este mismo ímpetu. Pero no importa, no debo abandonar. Llévalo a papel. Visita a tu hermano y a tus amigos. Ama a tu mujer y a tus hijos. Créalo. Crea tu propia realidad.

miércoles, 7 de junio de 2017

Efímero

Los momentos de plena felicidad suelen durar segundos. Son efímeros momentos de amor. Un abrazo, una compañía, una sonrisa cómplice.