miércoles, 25 de noviembre de 2015

Sombría humanidad



Cruda realidad en el mundo. No es de hoy, pero la mayoría se da cuenta ahora. Luego de una masacre en la ciudad de París. Una de las más encantadoras capitales de occidente.
Allí viven negros, árabes, europeos, blancos, latinos. De todo. Pero los asesinos la eligieron para matar, como pensando que allí proviene el mal occidental. Allí solo viven los demonios del occidente blanco.

Así como muchos piensan que en Raqqa no hay niños si no simplemente, combatientes demoníacos que solo piensan en asesinar y cortar cabezas.

Los medios como siempre desinforman y la gente se cree el cuento.
De un lado y del otro los dueños arman su juego y su película. La gente compra y los inocentes mueren. Más viejo que el agujero del mate. Sangre y dolor es lo que queda. 

La guerra y odio genera más odio y guerra. De esta forma se justifica lo peor que está por venir, que es más de lo mismo. Desde la guerra en Irak y Afganistán inventada por George Bush hijo hace unos años, a la guerra en Irak de los 90 inventada por George Bush padre y las centenas de etcéteras en las que intervino EE.UU. También se crearon la invasión en el Congo y las guerras civiles en el resto de África o la invasión israelí en Palestina y la guerra en Ucrania.
Y la guerra en Siria por supuesto.

Vivimos en guerra. Alrededor del planeta los poderosos usan la fuerza, los tanques y las bombas para hacerse valer. Desde la OTAN hasta en los países árabes desde America hasta Africa. Guerra por tv para que te familiarices con ella y con muerte. Guerra en internet para que veas la sangre y las cabezas rodando.

Parece el triste destino de la humanidad que en toda su historia ha conocido de guerras y violencia. Los pacifistas mueren, los rebeldes mueren y los grandes héroes son los capitanes y generales.
 
 “Para vos lo peor es la libertad” cantaba Luca y parece que hay varios que no quieren que la gente sepa. Sepa, se informe, se eduque en la utopía solidaria y generosa de la unión y el amor. Es una utopía de guías espirituales. Ni siquiera ya de religión. Hoy el dogma sagrado se traduce en muerte y sometimiento.