Montevideo en llamas

El mundo arde.
Montevideo no se queda atrás.
Cómo parte de la aldea global.
Arde a su manera.
Arde en los pobres queriendo más.
Arde en los ricos indiferentes.
Arde el laburador cansado de ser un monigote.
Labura en la lleca o en la oficina.
Trillando o comiendo banco.
Lo quieren joder siempre.
Porque es un buen ciudadano.
Que paga impuestos.
Se lo roban día a día.
Pero él descansa.
Porque no puede hacer nada.
Porque no quiere hacer nada.
Porque prefiere decir que son todos chorros o porque no tiene tiempo.
Tiene que bancar y aguantar.
Hasta la licencia.
El desenchufe.
Y Montevideo arde.
Cada vez más.
Cada vez peor.
Los corruptos y los delincuentes ponen las reglas. Los demás duermen.